Aunque la primera mención documental que se conoce data de los inicios del s.X, (testamento de Alfonso III fechado en el 905), es muy probable que las raíces originarias del poblamiento avilesino se hundan en el S. VIII, ya que en la fecha del aludido testamento contaba ya con dos iglesias.
Sostienen investigadores e historiadores que el topónimo “Abillies” proviene del gentilicio “Abilius”, nombre de un “posesor” romano aquí asentado, existiendo vestigios de la presencia romana en la zona y, aunque la romanización de Asturias fue tardía, habría de adelantarse considerablemente su origen habitado al primer siglo de nuestra era.
Es conocida y documentada su existencia medieval, que refrenda la tradición histórica milenaria de la villa y su puerto de mar, el más importante, en su tiempo, de toda la cornisa cántabro-atlántica, desde el Bidasoa hasta el Miño; siendo la salida al mar de Oviedo, la capital del Reino Astur, fundada por el rey Fruela (757-768), que dista una jornada a pie.
Su recinto medieval, contó con murallas defensivas, sus puertas estaban defendidas por barbacanas y sus torres artilladas, perduraron hasta la segunda década del S. XIX.
El rey Alfonso VI, entre los años 1085, conquista de Toledo, y el 1109, en que fallece, le otorga “fuero”, convirtiéndola en “Villa Realenga”. Su nieto, el emperador Alfonso VII (1126-1157), le confirmó dicho fuero, en documento fechado en 1155, valioso pergamino que se conserva en el Archivo Municipal.
Don Alfonso IX (1188-1230), último rey de León, que visitó Avilés en distintas ocasiones, fue el promotor de su desarrollo urbano, rematando la gran obra pública medieval de sus murallas, propició el desarrollo comercial y pesquero de su puerto y otorgó a la villa el singular beneficio y privilegio del almacén o “alfolí” de la sal, el único producto que hacía entonces posible la conservación de artículos o alimentos perecederos, creando con ello el punto de arranque de un importantísimo eje comercial que partiendo de Avilés, se extendía por todo el Reino Astur-Leones.
El 7 de octubre de 1306, el rey Fernando IV (1295-1312), erige la “villa-realenga” en cabeza y capital de un extenso territorio o “alfoz” abarcando los actuales Concejos de Gozón, Carreño, Corvera, Illas y Castrillón.
En el archivo municipal se conservan libros de acuerdos del concejo desde el año1479, que permiten hacer un seguimiento histórico del entramado social y de la evolución urbana de la Villa.
En el mes de noviembre de 1478, padeció Avilés un voraz incendio que redujo a cenizas la casi totalidad de la villa.
Los “Reyes Católicos”, el 15 de enero de 1479 le otorgaron el privilegio de mercado franco de alcabalas o impuestos, todos los lunes del año, con el fin de que se volviera a poblar y reconstruir. Casi dos siglos después, 1621, otro terrible incendio, atizado por fuerte viento, volvió a asolar la Villa, que pese a estos atroces contratiempos y las penurias económicas y reiteradas epidemias de los siglos XVI y XVII, sobrevivió con el comercio marítimo y la pesca, superando las crisis y el estancamiento demográfico, así como las reiteradas guerras internas y la invasión napoleónica, iniciando un paulatino resurgimiento a fines del s. XVIII, cuando comienzan a regresar los emigrantes que, con suerte, habían probado fortuna en el “Nuevo Mundo”.
En los comienzos del s. XIX, se inicia un lento proceso de industrialización, con fábricas de tejidos, dos importantes azucareras, otras dos fábricas de vidrio, el curtido de cueros, serrerías de madera, calderería de cobre, conservas de pescado y salazón de jamones.
El progreso urbano, arrasó de modo lamentable los importantes signos de su gloriosa historia y los tres grandes recintos conventuales que habían configurado su pasado; sobreviviendo tan solo algunos templos, palacios y calles de su casco histórico.
En mitad del s.XX se originó un repentino auge industrial que supuso la transformación impuesta por el crecimiento demográfico que elevó los 18.000 habitantes de 1950 a los 98.000 que se censaron en el año 1970.
Actualmente, los procesos de reconversión industrial, acorde con las normas de la Comunidad Económica Europea, han alterado el ritmo productivo y laboral, no obstante ello Avilés cuenta con importantes factorías de acero, cinc, aluminio y cristal, en un territorio de tan solo 26 Km/2, que abarca el término municipal, haciendo gravitar sobre su casco urbano una población real que supera los cien mil habitantes.
Es asimismo de destacar que se encuentra en estudio un ambicioso plan de ordenación urbana, que respetando el antiguo conjunto histórico existente, dará una nueva y moderna configuración a la ciudad en torno a su espléndida ría.
Cuna de marinos ilustres, insignes militares, literatos y filósofos, músicos, pintores de fama y prestigiosos obispos y clérigos, esta Villa Milenaria bien merecería y es acreedora de que se recuerde su larga historia y se conmemore su antigüedad ; lo que bien pudiera ser con la emisión de un sello de correos.
Toda vez que Avilés cuenta con destacado Grupo Filatélico que sería el encargado de los oportunos trámites al efecto, en un empeño que desde luego cuenta con el beneplácito del Cronista Oficial.
JUSTO UREÑA Y HEVIA
CRONISTA OFICILA DE AVILES