Matasellos especial 90º Aniversario Asociación Atlética Avilesina

La Asociación Atlética avilesina continúa celebrando su noventa aniversario, en esta ocasión con la presentación ayer en el Ayuntamiento del matasellos conmemorativo diseñado por el Grupo Filatélico avilesino, que se podrá obtener en el Hotel 40 Nudos esta misma tarde, desde las cuatro y media hasta las siete y media. La presentación del matasellos, que ya es el segundo que el grupo diseña para la Atlética desde octubre de 1982, permitirá a los avilesinos el matasellado de documentación y sobres conmemorativos a quien así lo desee, pudiendo apreciar la imagen que Joaquín García González ideó en esta ocasión. Si en la del año 1982 un corredor de fondo en plena carrera era el protagonista de la escena, la celebración de un aniversario como es este muestra al mismo corredor de fondo llegando, al fin, a la meta. Asegura, sin embargo Gerardo González Fuertes, presidente de la Asociación Atlética Avilesina que «esta no es la meta definitiva. Nosotros seguimos queriendo correr caminos nuevos y alcanzar otros objetivos tan suculentos como el centenario, pero debemos saborear el presente». González Fuertes adelantó ayer la carga emotiva que impregnará la posibilidad del matasellado y recuerda la importancia que en este noventa aniversario tiene la combinación de cultura y deporte, mostrando su agradecimiento a Armando Arias, desde la asociación cultural de La Serrana. «Sin duda es una combinación muy importante para nosotros desde la perspectiva identitaria de la villa de Avilés como desde sus posibilidades de crecimiento», aseguró ayer en la presentación del matasellos en el Ayuntamiento el presidente de la emblemática entidad deportiva.

Fuente: "El Comercio de Avilés" (14.09.2022)

Memoria Grupo Filatélico Avilesino 2021

Historia Postal de Avilés (PDF) Daniel Jiménez Villa

70 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL GRUPO FILATELICO AVILESINO: UNA CELEBRACIÓN MUY ESPECIAL

El Grupo Filatélico Avilesino organizaba del 21 al 25 del pasado mes de septiembre, su muestra anual denominada ExfiAvilés. Pero esta exposición no se trataba de una exposición más, ya que este año se cumplía el 70 aniversario de la Fundación del grupo avilesino.

Fue el 24-10-1951 cuando se redactan y aprueban en Asamblea General celebrada en el Casino de Avilés el reglamento por el que regirse la nueva sociedad. Posteriormente fueron remitidos al Gobierno Civil, que a su vez los eleva al Ministerio de la Gobernación,  que en escrito fechado en Madrid con fecha 28 de diciembre de 1951, autoriza de acuerdo con el Decreto 25-01-1941 regulador del ejercicio del derecho de Asociación, la constitución y funcionamiento del Grupo Filatélico Avilesino, quedando registrado en el Gobierno Civil de Asturias al Folio 9, número 9. Se finalizaba así unos trámites que ya empezaron en la década de los 40 de constituir en Avilés una sociedad filatélica, y que por la documentación que obra en su poder, pueden ser la decana de Asturias.

Al cumplir este aniversario la Junta Directiva quiso hacer algo especial dando cabida a otras especialidades filatélicas como es la Cartofilia, por lo que en el marco de Exfiavilés se organizo una exposición de ámbito nacional de tarjetas postales y un simposio sobre esta especialidad, con la colaboración de la Comisión de Cartofilia de la Federación Nacional de Sociedades Filatélicas –FESOFI-, que bien preside D. Arturo Ferrer Zavala.

En esta exposición se presentaron 21 colecciones procedentes de distintos puntos de España, programando por el Grupo Avilesino un atractivo programa de actos.

La inauguración, a la que asistieron la Excma Alcaldesa de Avilés, Dª Marivi Monteserin que fue acompañada por D. Arturo Ferrer Zavala y D. José Ramón Rumoroso, presidente del Grupo Filatélico Avilesino, tuvo lugar el Martes, 21 de septiembre, a las 19,30 horas en la Casa Municipal de Cultura de Avilés. A continuación se hizo la presentación del libro "Historia Postal de Avilés", siendo su autor D. Daniel Jiménez Villa, que fallecía a primera hora de la mañana de este mismo día, por lo que se guardo un minuto de silencio en su memoria, interviniendo D. José Antonio Pérez Lastra, Presidente del Grupo Filatélico y D. Orlando Moratinos que pronunciaría unas palabras escritas por el difunto Daniel, y que la familia las cedió para que diese lectura de las mismas. Un acto muy emotivo en que la figura de un maestro de la filatelia asturiana nos dejaba en el día que presentaría su primer libro editado, en esta ocasión por el Grupo Filatelico Avilesino.

El miércoles, 22 de septiembre se instalaba la  estafeta postal y se ponía en circulación el matasellos especial conmemorativo y la Tarjeta Entero Postal de iniciativa privada Tu Sello. Este mismo día a las 19,30 conferencia a cargo del Ex concejal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Avilés, Historiador y miembro de la Junta de Gobierno del Grupo Filatélico Avilesino, D. Román Antonio González, bajo el título “La Historia de Avilés desde el puente de San Sebastián”.

La jornada siguiente, Jueves, 23 de septiembre, se presentaba el Simposio de Tarjetas Postales que correría a cargo de D. Arturo Ferrer Zavala y D. José Ramón Rumoroso. A continuación, el presidente de la comisión de cartofilía de FESOFI, hacia presentación de los libros que editó sobre “Postales de San Sebastián”.

El viernes daba comienzo el simposio de cartofilia. La primera ponencia titulada El nacimiento de la Tarjeta Postal daba comienzo a las 16,30 horas siendo el ponente D. José Manuel Rodríguez Gutiérrez. Él mismo se encargaría de la II ponencia que trataba sobre La Postalidad de las Tarjetas Postales. A continuación, la III ponencia, correría a cargo de D. Germán Baschwitz Gómez, bajo el título Las tarjetas postales de la División Azul.

Finalizada la primera jornada del simposio, y a las 19,30 horas se hacía presentación del libro"Catálogo de las Tarjetas Postales de Asturias: 1891 -1941", cuyo autor es D. Martin Carrasco Marqués.

En la última jornada, sábado 25 de septiembre, se mantenía una mesa redonda dirigida por D. Arturo Ferrer Zavala en la que se estudió y analizo los reglamentos de la especialidad de cartofilia.

Finalizaba esta Exposición con un almuerzo, que en su sobremesa se entregarían los trofeos a los expositores –consistía en un grabado del gran artista asturiano Amado González Hevia Favila-, también se entregaría los Premios Vidal Menéndez a los ganadores de los años 2019 (Grupo Filatélico Avilesino por el matasellos V Centenario del nacimiento de D. Pedro Menéndez –Galeón San Pelayo- y a D. Joaquín García González el Premio Vidal Menéndez al diseño por el matasellos ganador); y a los ganadores del año 2020 (Federación Asturiana de Sociedades Filatélicas por el matasellos 75 aniversario del Ridea y el Premio Vidal Menéndez al Diseño al Area de Diseño de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos por el matasellos presentado por el Grupo Filatélico Avilesino conmemorativo al Centenario del Teatro Armando Palacio Valdés). A continuación se entregaban las insignias de Oro 2020 y 2021 que fueron concedidas a D. José Ramón Rodríguez Rodríguez y a D. Joaquín García González, ambos socios del Grupo Filatélico Avilesino y que contribuyeron y colaboraran en la actividad generada por éste Grupo.

Para finalizar fueron entregados por D. Angel Laiz, unos regalos a todos los asistentes al almuerzo y Favila haría entrega de una litografia personalizada con aguadas de color.

El acto fue clausurado por la Alcaldesa de Avilés.

COMPENDIO CRONOLÓGICO DE AVILÉS

            Aunque la primera mención documental que se conoce data de los inicios del s.X, (testamento de Alfonso III fechado en el 905), es muy probable que las raíces originarias del poblamiento avilesino se hundan en el S. VIII, ya que en la fecha del aludido testamento contaba ya con dos iglesias.

            Sostienen investigadores e historiadores que el topónimo “Abillies” proviene del gentilicio “Abilius”, nombre de un “posesor” romano aquí asentado, existiendo vestigios de la presencia romana en la zona y, aunque la romanización de Asturias fue tardía, habría de adelantarse considerablemente su origen habitado al primer siglo de nuestra era.

            Es conocida y documentada su existencia medieval, que refrenda la tradición histórica milenaria de la villa y su puerto de mar, el más importante, en su tiempo, de toda la cornisa cántabro-atlántica, desde el Bidasoa hasta el Miño; siendo la salida al mar de Oviedo, la capital del Reino Astur, fundada por el rey Fruela (757-768), que dista una jornada a pie.

            Su recinto medieval, contó con murallas defensivas,  sus puertas estaban defendidas por barbacanas y sus torres artilladas, perduraron hasta la segunda década del S. XIX.

            El rey Alfonso VI, entre los años 1085, conquista de Toledo, y el 1109, en que fallece, le otorga “fuero”, convirtiéndola en “Villa Realenga”. Su nieto, el emperador Alfonso VII (1126-1157), le confirmó dicho fuero, en documento fechado en 1155, valioso pergamino que se conserva en el Archivo Municipal.

            Don Alfonso IX (1188-1230), último rey de León, que visitó Avilés en distintas ocasiones, fue el promotor de su desarrollo urbano, rematando la gran obra pública medieval de sus murallas, propició el desarrollo comercial y pesquero de su puerto y otorgó a la villa el singular beneficio y privilegio del almacén o “alfolí” de la sal, el único producto que hacía entonces posible la conservación de artículos o alimentos perecederos, creando con ello el punto de arranque de un importantísimo eje comercial que partiendo de Avilés, se extendía por todo el Reino Astur-Leones.

            El 7 de octubre de 1306, el rey Fernando IV (1295-1312), erige la “villa-realenga” en cabeza y capital de un extenso territorio o “alfoz” abarcando los actuales Concejos de Gozón, Carreño, Corvera, Illas y Castrillón.

            En el archivo municipal se conservan libros de acuerdos del concejo desde el año1479, que permiten hacer un seguimiento histórico del entramado social y de la evolución urbana de la Villa.

            En el mes de noviembre de 1478, padeció Avilés un voraz incendio que redujo a cenizas la casi totalidad de la villa.

            Los “Reyes Católicos”, el 15 de enero de 1479 le otorgaron el privilegio de mercado franco de alcabalas o impuestos, todos los lunes del año, con el fin de que se volviera a poblar y reconstruir. Casi dos siglos después, 1621, otro terrible incendio, atizado por fuerte viento, volvió a asolar la Villa, que pese a estos atroces contratiempos y las penurias económicas y reiteradas epidemias de los siglos XVI y XVII, sobrevivió con el comercio marítimo y la pesca, superando las crisis y el estancamiento demográfico, así como las reiteradas guerras internas y la invasión napoleónica, iniciando un paulatino resurgimiento a fines del s. XVIII, cuando comienzan a regresar los emigrantes que, con suerte, habían probado fortuna en el “Nuevo Mundo”.

            En los comienzos del s. XIX, se inicia un lento proceso de industrialización, con fábricas de tejidos, dos importantes azucareras, otras dos fábricas de vidrio, el curtido de cueros, serrerías de madera, calderería de cobre, conservas de pescado y salazón de jamones.

            El progreso urbano, arrasó de modo lamentable los importantes signos de su gloriosa historia y los tres grandes recintos conventuales que habían configurado su pasado; sobreviviendo tan solo algunos templos, palacios y calles de su casco histórico.

            En mitad del s.XX se originó un repentino auge industrial que supuso la transformación impuesta por el crecimiento demográfico que elevó los 18.000 habitantes de 1950 a los 98.000 que se censaron en el año 1970.

            Actualmente, los procesos de reconversión industrial, acorde con las normas de la Comunidad Económica Europea, han alterado el ritmo productivo y laboral, no obstante ello Avilés cuenta con importantes factorías de acero, cinc, aluminio y cristal, en un territorio de tan solo 26 Km/2, que abarca el término municipal, haciendo gravitar sobre su casco urbano una población real que supera los cien mil habitantes.

            Es asimismo de destacar que se encuentra en estudio un ambicioso plan de ordenación urbana, que respetando el antiguo conjunto histórico existente, dará una nueva y moderna configuración a la ciudad en torno a su espléndida ría.

            Cuna de marinos ilustres, insignes militares, literatos y filósofos, músicos, pintores de fama y prestigiosos obispos y clérigos, esta Villa Milenaria bien merecería y es acreedora de que se recuerde su larga historia y se conmemore su antigüedad ; lo que bien pudiera ser con la emisión de un sello de correos.

            Toda vez que Avilés cuenta con destacado Grupo Filatélico que sería el encargado de los oportunos trámites al efecto, en un empeño que desde luego cuenta con el beneplácito del Cronista Oficial.

JUSTO UREÑA Y HEVIA
CRONISTA OFICILA DE AVILES

CINCUENTA AÑOS DE PROTECCIÓN MONUMENTAL

Vidal de la Madrid Álvarez

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) fue el primero en llamar la atención sobre el patrimonio artístico avilesino por medio de unas breves noticias recogidas en sus valiosísimos Diarios (1792), donde se describen la iglesia de San Nicolás y las capillas de Solís y de los Alas y se reproducen interesantes inscripciones. Sin embargo, hasta la publicación del libro de José María Quadrado Recuerdos y Bellezas de España. Asturias y León (1855), donde se reseñan algunos de los edificios históricos de la villa, no se efectuó una aproximación de carácter general sobre el acervo monumental de Avilés. El texto de Quadrado se acompaña, además, de las litografías de Francisco Javier Parcerisa (1803-1875) que ilustran la fachada de la capilla de los Alas y el conjunto de la parroquial de San Nicolás, antes de sufrir las desafortunadas reformas que la han desfigurado, y que, sin duda, están entre las imágenes más antiguas conservadas del patrimonio avilesino.

A partir de Quadrado otros investigadores como Ciriaco Miguel Vigil (1887), que anotó inscripciones y datos de todo tipo en su Asturias monumental, David Arias (1892), que redactó una documentada historia del concejo inédita hasta 1973, Julián García San Miguel (1895), autor del capítulo de Avilés para la ambiciosa Asturias de Fermín Canella, o Fortunato de Selgas (1907), responsable de un amplio y bien ilustrado estudio sobre los monumentos avilesinos, fueron proporcionando nuevas informaciones y análisis sobre los edificios y contribuyeron a fundamentar su aprecio.

Algún tiempo después, estos trabajos y otros que les siguieron fructificaron en el año 1944 en un informe de Luis Menéndez Pidal (1896-1975), quien por entonces ocupaba el cargo de arquitecto conservador de monumentos de la 1ª zona, para que se procediese a la declaración de Monumentos Nacionales y zonas de interés artístico en Avilés. El arquitecto, buen conocedor de la villa y consciente de la necesidad de salvaguardar el valor de conjunto del patrimonio avilesino, elaboró un extenso listado de edificios y calles susceptibles de ser declarados. Su propuesta fue respaldada por un informe de 26 de junio de 1944 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando redactado por el académico José Francés (1888-1965), quien reiteraba la urgencia de semejante declaración.

El expediente elaborado por Menéndez Pidal y el informe redactado por Francés lograron la promulgación del decreto en el que se declara conjunto histórico artístico diversas zonas de la villa de Avilés con fecha de 27 de mayo de 1955 (B.O.E. 7-VI-1955). En este documento se detallan como zonas y elementos objeto de protección especial los siguientes: “Las murallas de la villa; antigua plaza de la Constitución, hoy llamada de España; antigua calle de la Herrería, en la actualidad Pinar del Río, con el interesante Palacio de Valdecarzana, hoy casa de Baragaña, la fachada de la llamada Casa de Carreño; calle de Solís, con su ensanchamiento frente al Palacio de Valdecarzana; calle de San Bernardo, con el Palacio de Camposagrado y la casa número veintidós, conocida tradicionalmente como de Pedro Menéndez de Avilés, recuerdo de máximo interés histórico para la villa; plazuela frente al Palacio de Camposagrado, con la fachada lateral de la Casa de Pedro Menéndez de Avilés; calle del Rivero, con el Palacio de Ponte de Ferrara, capilla de San Pedro y la fuente llamada “Caños del Rivero”; calle de Galiana, hoy de Palacio Valdés, en prolongación de la calle Nueva y la Capilla de Galiana; plaza de San Nicolás con la iglesia de San Nicolás y la Capilla de las Alas; plaza de San Francisco y la iglesia parroquial; plaza de Carbayo con la iglesia de Santo Tomás de Canterbury; la antigua cárcel y el Canapé.”

Esta declaración ha sido un instrumento fundamental para procurar la conservación de lo mejor del patrimonio histórico de la villa. Sin embargo, nació con algunas deficiencias que han lastrado su eficacia y han limitado la deseable conservación integral del conjunto avilesino. Tal vez la más llamativa sea su concepción primitiva como suma de elementos más o menos dispersos que no llegan a configurar un auténtico conjunto. Pero mucho más nocivo para la salvaguarda de determinados bienes ha resultado su exclusión del ámbito de protección. Así, en algunas calles como las de Sabugo, la antigua calleja de Moclín o Villalegre, la carencia de abrigo legal ha facilitado destrucciones generalizadas o el abandono de elementos de singular relieve histórico.

Para paliar esta situación y consciente de las carencias que presentaba la declaración inicial, el propio Menéndez Pidal elaboró en septiembre de 1956 una propuesta de ampliación de la zona primitiva para extender la protección a todo el territorio histórico de la villa y configurar así un auténtico conjunto urbano. Esta proposición, que ya  incorporaba el parque del marqués de Ferrera y la plaza de los Hermanos Orbón, nunca llegó a ser aprobada. No obstante, pudo haber inspirado otras propuestas posteriores como el proyecto de ampliación del conjunto histórico elaborado en 1982 o la del Plan Especial de Protección y Mejora del Patrimonio (2005) aprobado recientemente, que asume como ámbito de actuación un territorio prácticamente coincidente con éste y confirma la necesidad de extender la protección a todo el espacio tradicional de la ciudad.

A lo largo de estos cincuenta años la protección legal que supuso la declaración de 1955 ha permitido la conservación de un conjunto de gran interés histórico y, sobre todo, la preservación de elementos muy significativos, como los palacios de Ferrera y Camposagrado cuya reciente rehabilitación ha sido una noticia extraordinaria. Sin embargo, pese a las oportunas actuaciones en las áreas de rehabilitación integrada, no ha sido posible detener la degradación creciente de elementos secundarios que se arruinan o desmoronan día tras día en las calles tradicionales de la villa. La conservación o recuperación de estos inmuebles resulta imprescindible para mantener el interés de un conjunto cuyo valor se asienta precisamente en el número de sus elementos y su homogeneidad, y no tanto en la trascendencia singular de cada uno de ellos. Por este motivo, en el futuro, la actuación sobre los edificios más característicos del conjunto que aún precisan una profunda rehabilitación, como la antigua parroquial o el viejo convento franciscano, deberá combinarse necesariamente con intervenciones urgentes en aquellas viviendas que corran mayor peligro. Sólo de esta forma y con la mencionada ampliación del área protegida podrá asegurarse la correcta conservación del conjunto declarado hace ahora cincuenta años.

CASA DE BARAGAÑA O PALACIO DE VALDECARZANA

CASA-DE-BARAGANA-O-PALACIO-DE-VALDECARZANA

Articulo de la Madrid

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Los kilométricos y, generalmente, artísticos soportales de Avilés

Los kilométricos y, generalmente, artísticos soportales de Avilés

Son un emblema arquitectónico, que se ha convertido en toda una 'marca de fábrica' de la histórica villa asturiana

En rigurosa descripción académica, soportal es un espacio exterior cubierto, construido junto a un edificio, cuya estructura se sujeta con columnas y precede a las entradas principales; generalmente rodea una plaza o recorre una calle.

El soportal permitía, cuando no había electricidad, trabajar a los artesanos delante de sus talleres, resguardados de lluvia o sol. Lo mismo que a los vendedores de productos del campo, cuando el mercado de Avilés se desparramaba por todo el casco histórico de la ciudadela amurallada.

Nuestro mérito, contra lo que ha ocurrido en otros lados, está en haber sabido, querido y podido, conservarlos, a lo largo de los siglos.

Un paseo por calles y plazas de Avilés demuestra la calidad y cantidad de los soportales que hemos recibido -colosal herencia- de tiempos pasados y que seguimos incrementando.

Suman más de tres kilómetros, entre antiguos y modernos. Y adoptan gran cantidad de formas, colores y estilos.

Los más antiguos son los que pertenecen a las calles de La Ferrería, Bances Candamo, Galiana, Rivero, plaza de España, y Carbayedo. Algunos, situados en la calle Bances Candamo, en el barrio de Sabugo, puede que sean incluso anteriores al siglo XVII, que fue cuando Avilés empezó a crecer fuera de la murallas, lo que dio origen a la plaza de España y las calles de Rivero y Galiana. Un apoteósico conjunto soportalado.

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, Avilés dio otro estirón urbano muy notable. De entonces son los de la calle San Francisco -cuyos edificios son un magnífico muestrario arquitectónico- donde algunas de las columnas, de los soportales son de una notable singularidad, como los que imitan la garra de un ave rapaz.

También de este periodo son los soportales de la plaza del mercado (plaza Hermanos Orbón) característicos de la arquitectura del hierro. O los de la esquina de la plaza Pedro Menéndez y La Muralla (conocida como la del antiguo Café Colón) y que remite directamente al barrio viejo de la ciudad norteamericana de Nueva Orleans o a la plaza de Armas de Iquitos, en Perú.

Los soportales de Avilés, artísticamente, atrapan. Si no que se lo pregunten a directores de cine desde Gonzalo Suárez o José Luis Garci hasta llegar Woody Allen, que realizó varias tomas en Galiana, aunque finalmente no las incluyó en su película 'Vicky Cristina Barcelona'.

Con Fernando Fernán-Gómez, anduve subiendo y bajando Galiana y llaneando por Rivero, repetidamente. Siempre bajo soportales, que para él eran como decorados teatrales errantes por el tiempo.

-Estamos caminando por un siglo cambiado, Alberto, y eso es muy grande.

Recuerdo otra ocasión, con Eusebi Casanelles, presidente, entonces, del poderoso Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (Ticcih). Fue un paseo mañanero y lluvioso que nos obligó a comprar paraguas, porque Casanelles, fascinado, se negaba al refugio (lógica meteorológica) del soportal con el criterio de que entonces no podría admirar el soportal (lógica estética).

En Avilés, de tanto convivir con ellos, olvidamos que son un referente emblemático, una suerte arquitectónica singular que cose calles y plazas.

Son la sal del Avilés monumental.

José Francés, un avilesino más

José Francés, un avilesino más

Este fue el título de mi conferencia impartida durante las Jornadas ExfiAvilés 2018 dedicadas a homenajear al crítico, académico e hijo adoptivo de Avilés con motivo del 135 aniversario de su nacimiento. Las líneas que siguen son un extracto de lo tratado que, en el acto, se ilustró con un centenar de imágenes.

Primeros escarceos literarios

Nacido en Madrid en 1883, bien pronto dirige su mirada hacia la literatura con la publicación de la revista “Calínez” que dirige e ilustra firmando sus trabajos con el seudónimo Córcholis. Con ella gana su primer sueldo: 7 pesetas de las de 1899. En 1900 ya publica en las revistas “Vida Galante” y “Gente Conocida”. En la primera quiso ser dibujante caricaturista pero no se atrevió a presentar una carpeta con sus trabajos gráficos pero sí que entregó un artículo que gustó mucho a Eduardo Zamacois, su director, con lo que consigue introducirse en el mundillo literario. En 1903 comienza sus colaboraciones en “Alma Española”, revista socio política de tendencia republicana en la que destacaban los caricaturistas. Publica en ella sus primeras críticas artísticas. Otro tanto hace en “Nuevo Mundo”.

Correos

Al mismo tiempo está preparando oposiciones a Correos, ganándolas en 1904, con lo que, según sus propias palabras, “ya tengo mi porvenir hecho y me puedo sonreír de editores brutos y porquerías de la suerte”. Hasta su jubilación en 1953, alcanzó el más alto puesto al ser nombrado Bibliotecario Perpetuo del Palacio de Comunicaciones después de haber desempeñado cerca de quince años la Jefatura de la Biblioteca y Museo de la Dirección General.

La literatura

Hacia 1907 comienza a escribir en varias publicaciones como “El cuento semanal”, “La novela semanal” y otras orientadas hacia la narrativa corta obteniendo varios éxitos de crítica y público y algún que otro premio. Como ejemplo, consigue el segundo premio de un certamen en el que Ramón del Valle Inclán quedó tercero. Comienza entonces a codearse con lo más florido de la literatura española de aquellos momentos: Unamuno, Azorín, Blasco Ibañez…y con pintores como Sorolla o escultores como Mariano Benlliure, lo que le hace mirar hacia las artes plásticas para orientar su futuro como crítico en ellas. En sus comienzos escribió muchas obras teatrales y hasta dirigió algunas de ellas.Por su obra Judith, dedicada a la que fue su segunda esposa, Aurea de Sarrá, va a recibir en 1941 el Premio Nacional de Teatro.

La crítica artística y la Academia de Bellas Artes

Desde aquellos tiempos en los que pretendía ser caricaturista –dibujante- José Francés dedicó especial interés en la organización de los Salones de los Humoristas. El primero fue el de 1914 y tuvieron continuidad hasta 1953. Avilés fue elegida su sede en la edición correspondiente a 1925. Simultáneamente comienza a publicar “El Año Artístico”, una de las mayores contribuciones de José Francés a la crítica de arte española del siglo XX. Comienza a publicarla en 1915 y su último número data de 1926. Recoge la información, críticas y noticias de la actividad artística del año anterior al de su publicación. Es una muestra de su incesante actividad ya que a ello habría que añadir sus críticas en “La Esfera”, revista artística, en la que publicará desde 1914 a 1931, fecha en la que desaparece por problemas de índole económica. Por la cantidad de artículos que publica en distintos medios toma la decisión de firmar algunos con algún seudónimo, como “Silvio Lago” o en periódicos de Asturias con el de “Silvino de Madrid”.

En 1922 es elegido Académico Numerario de la de Bellas Artes de San Fernando. La propuesta, aceptada unánimemente por la corporación, fue hecha por los insignes escultores Mateo Inurria, Miguel Blay y Mariano Benlliure. En 1934 es nombrado Secretario Perpetuo de la institución, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento, llevando a cabo una ingente tarea de presentaciones, organización de exposiciones y relaciones internacionales.

Avilés

El verano de 1921 será el primero en el que veranee en Avilés. Aquí puede visitar la primera Exposición de Arte Avilesino, organizada por el poeta Luis Lumen y en la que participan muchos de los artistas de los que Francés se convertirá, desde entonces, en guía y valedor. En agosto de 1922 y para agradecerle su atención a las exposiciones de Artistas Avilesinos se organiza un banquete en San Juan de Nieva en el transcurso del cual propone crear la Sociedad de Amigos del Arte de Avilés. Hasta el año 1934 volverá todos los agostos y colaborará en la organización de las sucesivas exposiciones, llevará a los principales artistas avilesinos a muestras en Madrid o Barcelona. Organizará uno de los entonces afamados Salones de los Humoristas, el décimo, correspondiente a 1925, en la Escuela de Artes y Oficios, con presencia de lo más florido de los dibujantes españoles de aquél tiempo. En la posguerra será menos frecuente su veraneo en Avilés ya que reside durante más tiempo en Cataluña que en Madrid. Beneficiarios de su mecenazgo serán, entre los pintores, los hermanos Espolita (Juan y Gonzalo), los hermanos Soria (Nicolás, Florentino y Jesús), Luis Bayón, Alfredo Aguado, los dibujantes Fernando Wes y Armando Fernández Cueto, el escultor Caso de los Cobos y algunos otros.

Conferencias, actos artísticos, ayuda a la constitución de la Sociedad de Amigos del Arte, noticias de prensa, siempre con Avilés como protagonista van a hacer pensar a las autoridades en ofrecerle algún tipo de reconocimiento hasta que en 1926, siendo Alcalde Valentín Alonso se decide nombrarle Hijo Adoptivo de la Villa. En 1955 fue decisivo su apoyo, desde la Academia de Bellas Artes de San Fernando, para la declaración del casco antiguo avilesino como Conjunto Histórico-Artístico. Previamente, en 1944, había elevado, una ponencia para conseguirlo. El Ayuntamiento pleno acuerda, el 25 de junio de 1970, dar su nombre una calle. Su última visita la lleva a cabo en agosto de1963, como mantenedor de los Juegos Florales. Su segunda esposa, la bailarina clásica Áurea de Sarrá entregó en 1964 el retrato de su fallecido esposo, realizado por el pintor argentino Cesáreo Bernaldo de Quirós y que el académico fallecido quería que quedase en poder del pueblo avilesino. Entre sus incontables páginas, inequívoco canto de amor a Asturias, hay constantes referencias a Avilés y lo avilesino: Palacio Valdés, Marcos del Torniello, Carreño de Miranda, Juan Espolita, Fernando Wes, los artistas avilesinos, las tres sonrisas de Avilés, las regatas, las playas y las fiestas aparecen asiduamente en sus textos.

El final

Como todo en esta vida los momentos de esplendor suelen dar paso a otros de absoluto olvido. Un poco –o un mucho- de eso le ocurrió a José Francés quien de crítico respetado y solicitado pasó a no saber adaptarse a los tiempos, especialmente desde los años 50 del pasado siglo, cuando ya se atisbaban en España, cierto que con bastante retraso respecto a otros lugares, nuevas maneras de entender el arte. Se refugió entonces en sus tareas oficiales, casi burocráticas en la Academia pero ya sin la brillantez de momentos pasados. Aquellos tiempos de grandes fastos dieron paso a otros de cierta penuria pues la fortuna de su esposa y la suya propia sufrieron una considerable merma. Tras el fallecimiento de José Francés, en 1964, su esposa fue quedando paulatinamente en la más absoluta soledad y murió sin apenas ruido diez años después.

Ramón Rodríguez