José Francés, un avilesino más
Este fue el título de mi conferencia impartida durante las Jornadas ExfiAvilés 2018 dedicadas a homenajear al crítico, académico e hijo adoptivo de Avilés con motivo del 135 aniversario de su nacimiento. Las líneas que siguen son un extracto de lo tratado que, en el acto, se ilustró con un centenar de imágenes.
Primeros escarceos literarios
Nacido en Madrid en 1883, bien pronto dirige su mirada hacia la literatura con la publicación de la revista “Calínez” que dirige e ilustra firmando sus trabajos con el seudónimo Córcholis. Con ella gana su primer sueldo: 7 pesetas de las de 1899. En 1900 ya publica en las revistas “Vida Galante” y “Gente Conocida”. En la primera quiso ser dibujante caricaturista pero no se atrevió a presentar una carpeta con sus trabajos gráficos pero sí que entregó un artículo que gustó mucho a Eduardo Zamacois, su director, con lo que consigue introducirse en el mundillo literario. En 1903 comienza sus colaboraciones en “Alma Española”, revista socio política de tendencia republicana en la que destacaban los caricaturistas. Publica en ella sus primeras críticas artísticas. Otro tanto hace en “Nuevo Mundo”.
Correos
Al mismo tiempo está preparando oposiciones a Correos, ganándolas en 1904, con lo que, según sus propias palabras, “ya tengo mi porvenir hecho y me puedo sonreír de editores brutos y porquerías de la suerte”. Hasta su jubilación en 1953, alcanzó el más alto puesto al ser nombrado Bibliotecario Perpetuo del Palacio de Comunicaciones después de haber desempeñado cerca de quince años la Jefatura de la Biblioteca y Museo de la Dirección General.
La literatura
Hacia 1907 comienza a escribir en varias publicaciones como “El cuento semanal”, “La novela semanal” y otras orientadas hacia la narrativa corta obteniendo varios éxitos de crítica y público y algún que otro premio. Como ejemplo, consigue el segundo premio de un certamen en el que Ramón del Valle Inclán quedó tercero. Comienza entonces a codearse con lo más florido de la literatura española de aquellos momentos: Unamuno, Azorín, Blasco Ibañez…y con pintores como Sorolla o escultores como Mariano Benlliure, lo que le hace mirar hacia las artes plásticas para orientar su futuro como crítico en ellas. En sus comienzos escribió muchas obras teatrales y hasta dirigió algunas de ellas.Por su obra Judith, dedicada a la que fue su segunda esposa, Aurea de Sarrá, va a recibir en 1941 el Premio Nacional de Teatro.
La crítica artística y la Academia de Bellas Artes
Desde aquellos tiempos en los que pretendía ser caricaturista –dibujante- José Francés dedicó especial interés en la organización de los Salones de los Humoristas. El primero fue el de 1914 y tuvieron continuidad hasta 1953. Avilés fue elegida su sede en la edición correspondiente a 1925. Simultáneamente comienza a publicar “El Año Artístico”, una de las mayores contribuciones de José Francés a la crítica de arte española del siglo XX. Comienza a publicarla en 1915 y su último número data de 1926. Recoge la información, críticas y noticias de la actividad artística del año anterior al de su publicación. Es una muestra de su incesante actividad ya que a ello habría que añadir sus críticas en “La Esfera”, revista artística, en la que publicará desde 1914 a 1931, fecha en la que desaparece por problemas de índole económica. Por la cantidad de artículos que publica en distintos medios toma la decisión de firmar algunos con algún seudónimo, como “Silvio Lago” o en periódicos de Asturias con el de “Silvino de Madrid”.
En 1922 es elegido Académico Numerario de la de Bellas Artes de San Fernando. La propuesta, aceptada unánimemente por la corporación, fue hecha por los insignes escultores Mateo Inurria, Miguel Blay y Mariano Benlliure. En 1934 es nombrado Secretario Perpetuo de la institución, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento, llevando a cabo una ingente tarea de presentaciones, organización de exposiciones y relaciones internacionales.
Avilés
El verano de 1921 será el primero en el que veranee en Avilés. Aquí puede visitar la primera Exposición de Arte Avilesino, organizada por el poeta Luis Lumen y en la que participan muchos de los artistas de los que Francés se convertirá, desde entonces, en guía y valedor. En agosto de 1922 y para agradecerle su atención a las exposiciones de Artistas Avilesinos se organiza un banquete en San Juan de Nieva en el transcurso del cual propone crear la Sociedad de Amigos del Arte de Avilés. Hasta el año 1934 volverá todos los agostos y colaborará en la organización de las sucesivas exposiciones, llevará a los principales artistas avilesinos a muestras en Madrid o Barcelona. Organizará uno de los entonces afamados Salones de los Humoristas, el décimo, correspondiente a 1925, en la Escuela de Artes y Oficios, con presencia de lo más florido de los dibujantes españoles de aquél tiempo. En la posguerra será menos frecuente su veraneo en Avilés ya que reside durante más tiempo en Cataluña que en Madrid. Beneficiarios de su mecenazgo serán, entre los pintores, los hermanos Espolita (Juan y Gonzalo), los hermanos Soria (Nicolás, Florentino y Jesús), Luis Bayón, Alfredo Aguado, los dibujantes Fernando Wes y Armando Fernández Cueto, el escultor Caso de los Cobos y algunos otros.
Conferencias, actos artísticos, ayuda a la constitución de la Sociedad de Amigos del Arte, noticias de prensa, siempre con Avilés como protagonista van a hacer pensar a las autoridades en ofrecerle algún tipo de reconocimiento hasta que en 1926, siendo Alcalde Valentín Alonso se decide nombrarle Hijo Adoptivo de la Villa. En 1955 fue decisivo su apoyo, desde la Academia de Bellas Artes de San Fernando, para la declaración del casco antiguo avilesino como Conjunto Histórico-Artístico. Previamente, en 1944, había elevado, una ponencia para conseguirlo. El Ayuntamiento pleno acuerda, el 25 de junio de 1970, dar su nombre una calle. Su última visita la lleva a cabo en agosto de1963, como mantenedor de los Juegos Florales. Su segunda esposa, la bailarina clásica Áurea de Sarrá entregó en 1964 el retrato de su fallecido esposo, realizado por el pintor argentino Cesáreo Bernaldo de Quirós y que el académico fallecido quería que quedase en poder del pueblo avilesino. Entre sus incontables páginas, inequívoco canto de amor a Asturias, hay constantes referencias a Avilés y lo avilesino: Palacio Valdés, Marcos del Torniello, Carreño de Miranda, Juan Espolita, Fernando Wes, los artistas avilesinos, las tres sonrisas de Avilés, las regatas, las playas y las fiestas aparecen asiduamente en sus textos.
El final
Como todo en esta vida los momentos de esplendor suelen dar paso a otros de absoluto olvido. Un poco –o un mucho- de eso le ocurrió a José Francés quien de crítico respetado y solicitado pasó a no saber adaptarse a los tiempos, especialmente desde los años 50 del pasado siglo, cuando ya se atisbaban en España, cierto que con bastante retraso respecto a otros lugares, nuevas maneras de entender el arte. Se refugió entonces en sus tareas oficiales, casi burocráticas en la Academia pero ya sin la brillantez de momentos pasados. Aquellos tiempos de grandes fastos dieron paso a otros de cierta penuria pues la fortuna de su esposa y la suya propia sufrieron una considerable merma. Tras el fallecimiento de José Francés, en 1964, su esposa fue quedando paulatinamente en la más absoluta soledad y murió sin apenas ruido diez años después.
Ramón Rodríguez